La mayoría de los jóvenes al contraer matrimonio y formar una familia, tiene en mente la idea de compartir la vida con su conyugue, tratando de ser feliz en cuanto a las posibilidades se lo permitan, tener hijos, proveer para ellos el alimento y darles algún tipo de educación. Estas metas son buenas pero son insuficientes en relación al plan que Dios tiene para la familia. El plan que deberíamos trazar para nuestras familias debe estar relacionado con nuestras prioridades y hacia donde queremos dirigirla. En lo espiritual el padre y la madre son los encargados de transmitir a los suyos el amor y compromiso hacia Dios. El padre como sacerdote del hogar y responsable ante el señor debe ser ejemplo de búsqueda, servicio, integridad y compromiso con Dios. La mama encargada de estar la mayor parte del tiempo con sus hijos es responsable de mostrar el amor de Dios a través de su servicio desinteresado hacia el hogar. Enseñar en el día a día, en las situaciones diarias, como ser cristian...