“y ante todo, tened entre vosotros ferviente amor, porque el amor cubrirá multitud de pecados” (1 Pedro 4:8) El amor es la cualidad distintiva de un hijo de Dios. Sin amor nada somos. El Espíritu Santo imparte y llena nuestros corazones del amor de Dios para que nosotros podamos manifestarlo y compartirlo con nuestros semejantes. Una señora estaba feliz, pues después de años de espera y privaciones, estaba llegando al fin de la construcción de su casa. Todo era como ella lo había planeado y soñado. De pronto vio que el piso de la sala estaba ligeramente áspero y desparejo. Se puso furiosa, su esposo no podía calmarla. Al entrar el constructor le dijo “mire, esto esta defectuoso, me arruino todo” el la miro con calma y le dijo, “no se preocupe, las alfombras y revestimientos cubren todas las imperfecciones”. A través de los años este hombre adquirió la experiencia necesaria para comprender que hay formas y métodos para “cubrir” las imperfecciones y asperezas. Así...