“Todo lo
puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4.13)
Un
ejecutivo con gran responsabilidad se encontraba en una interminable sucesión
de problemas. Estaba agotado de solucionar un inconveniente tras otro. De
pronto surge otro problema realmente serio. Levanto el teléfono y llamo a uno
de los directores, un hombre de negocios de gran renombre. Cuando este hombre respondió
a la llamada, el ejecutivo le dijo “tengo un problema”, para su sorpresa la
respuesta le llego en un tono alegre diciendo “¡Felicitaciones!”
“Pero,
¿usted no entiende?” le dijo el ejecutivo un poco aturdido…” ¡Este es un
problema muy duro!” La respuesta volvió inmediatamente en la misma voz
alegre del principio…”Bueno, entonces ¡doble felicitaciones! Después de esta
respuesta explico “querido amigo, he descubierto a través de los años de experiencia,
que Dios solo le da problemas “grandes” a gente “grande”. El confía la solución
de los problemas difíciles a aquellas personas que Él cree que son capaces de
manejar esa situación, así que lo que Ud. me dice, es que Dios tiene confianza
en usted y cree que puede solucionar la situación. Respire hondo y dedíquese
con la ayuda y sabiduría de Dios a resolver este problema por más difícil que
sea.
Querido
amigo, si te sientes pequeño o aplastado frente a los problemas o desafíos que
tienes por delante, encomiéndate a Dios, respira hondo, levanta tu cabeza,
endereza tus hombros y toma el desafío y privilegio de enfrentar un gran
problema. Dios confía en ti, y te ha dado todos los recursos necesarios para
alcanzar la victoria. No lo olvides “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”
Oremos así:
amado padre celestial, tengo delante de mí un gran problema. Dame la fortaleza
para enfrentarlo. Recibo ahora sabiduría para resolver conflictos. Declaro que
contigo de mi lado soy más que vencedor, en el nombre de Jesús, amen.
“Todo lo
puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4.13)
Un
ejecutivo con gran responsabilidad se encontraba en una interminable sucesión
de problemas. Estaba agotado de solucionar un inconveniente tras otro. De
pronto surge otro problema realmente serio. Levanto el teléfono y llamo a uno
de los directores, un hombre de negocios de gran renombre. Cuando este hombre respondió
a la llamada, el ejecutivo le dijo “tengo un problema”, para su sorpresa la
respuesta le llego en un tono alegre diciendo “¡Felicitaciones!”
“Pero,
¿usted no entiende?” le dijo el ejecutivo un poco aturdido…” ¡Este es un
problema muy duro!” La respuesta volvió inmediatamente en la misma voz
alegre del principio…”Bueno, entonces ¡doble felicitaciones! Después de esta
respuesta explico “querido amigo, he descubierto a través de los años de experiencia,
que Dios solo le da problemas “grandes” a gente “grande”. El confía la solución
de los problemas difíciles a aquellas personas que Él cree que son capaces de
manejar esa situación, así que lo que Ud. me dice, es que Dios tiene confianza
en usted y cree que puede solucionar la situación. Respire hondo y dedíquese
con la ayuda y sabiduría de Dios a resolver este problema por más difícil que
sea.
Querido
amigo, si te sientes pequeño o aplastado frente a los problemas o desafíos que
tienes por delante, encomiéndate a Dios, respira hondo, levanta tu cabeza,
endereza tus hombros y toma el desafío y privilegio de enfrentar un gran
problema. Dios confía en ti, y te ha dado todos los recursos necesarios para
alcanzar la victoria. No lo olvides “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”
Oremos así:
amado padre celestial, tengo delante de mí un gran problema. Dame la fortaleza
para enfrentarlo. Recibo ahora sabiduría para resolver conflictos. Declaro que
contigo de mi lado soy más que vencedor, en el nombre de Jesús, amen.

Hermanos, como dice la Biblia, Romanos 8:31: "Si Dios está conmigo, ¿quién contra mí? Amén.
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