Eres libre para vivir una vida que agrada a Dios. Como hijos amados de Dios debemos ser imitadores de nuestro padre celestial. Las personas que no tienen conocimiento de Dios solo podrán ver al mismo a través de nuestras vidas y acciones.
Pero cuantos buenos
creyentes se sienten atados a conductas morales dudosas, problemas de carácter,
adicciones etc.Luchas cada día para alcanzar verdadera libertad pero
aparentemente recaes una y otra vez afectando tu testimonio y también tu
relación con los demás.
Eres salvo en el momento que decides poner tu confianza y
fe en la obra de Jesucristo en la cruz. ¿Eres libre? Tal vez tu experiencia
personal demuestre que no, sin embargo la libertad del pecado comienza también en
la cruz de Cristo. Jesús pago en aquel lugar una vez y para siempre el castigo
de nuestros pecados pasados, presentes y futuros. Pero también cargo en sí
mismo el cuerpo del pecado, es decir el poder que nos hacía esclavos del mismo.
Romanos 6:6 “Sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado
con El, para que nuestro
cuerpo de pecado fuera destruido, a fin de que ya no seamos esclavos del pecado”
El poder que tenía el
pecado sobre ti ha sido destruido. Conocer o saber esta realidad espiritual te
lleva hacia el camino de la verdadera libertad.
Juan 8:32 “y conoceréis
la verdad, y la verdad os hará libres.”
Este conocimiento te hará
libre. La renovación de tu mente a las verdades de Dios hará una transformación
radical en ti.
¿Hay hábitos en ti que
no puedes controlar? ¿Estas continuamente luchando con la envidia, el miedo,
temor, amargura, lascivia, vanidad, falta de fe o desaliento?
Puedes lograr verdadera
libertad cuando conozcas y camines en tu identidad como hijo de Dios y sabiendo
que ya no eres esclavo de nadie. En ti está el poder de resistir y vencer todo obstáculo
mientras permites ser renovado y caminas sobre las verdades que Dios dice
acerca de ti.
Invierte tiempo para
meditar y aplicar la palabra de Dios a cada situación de tu vida. Ese es el camino
para la verdadera libertad.
Oración:
Gracias padre por
librarme del poder del pecado y brindarme los medios para vivir una vida
victoriosa a través del sacrificio de Cristo en la cruz. Ayúdame a renovar mi
mente con aquellas verdades que me harán totalmente libre. Lo pido en el nombre
de Jesús. amén.
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