Alzare mis
ojos a los montes; ¿De dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Jehová, que
hizo los cielos y la tierra. (Salmo 121:1-2)
Si miramos
a nuestro alrededor inmediatamente notaremos como la aflicción se apodera de
ancianos, padres de familia, jóvenes y niños también. Los adultos luchan con
sus frustraciones, temores, fracasos, enfermedades y problemas. Los más jóvenes
desorientados por los ofrecimientos del sistema y en busca de identidad, se
alejan cada vez más de la felicidad y satisfacción que buscan. Los niños víctimas
de los adultos y hermanos mayores reciben toda la carga negativa de estos,
percibiendo el estado anímico de los mismos siendo presas y victimas ellos
también de la rabia e impotencia. El rey David en varias ocasiones se sintió así.
Cuando se sentía frustrado y perseguido tenía por costumbre huir a los montes,
este era su lugar de protección.
Tal vez tu refugio
sea alguna actividad o hábito, donde te ocultas cuando la tormenta de problemas
y dificultades arrecia sobre ti. Es el espacio que te brinda algún tipo de
seguridad, pero al que no puedes acudir siempre, porque sencillamente no puedes
huir de la realidad, tarde o temprano esta te confrontara. Al parecer el rey
David estaba pasando por alguna dificultad, inmediatamente se cruzó en sus
pensamientos la idea de huir a los montes, pero entonces reacciona y declara
que su ayuda y fortaleza, la salida a sus problemas solo podía hallarla en
Dios.
Cualquier
ayuda o socorro aparte de Dios es solo espejismo. No te quedes parado, en el
mismo lugar, lamentando o llorando por lo mal que estas hoy, alza tus ojos y
mira al cielo. Recibe de Dios la fuerza para seguir adelante, lucha y persigue ideales
altos y nobles. Si perseveras los alcanzaras y comenzara tu camino hacia el
éxito. Determínate, las fuerzas del señor están a tu disposición para proseguir
a la meta y llegar a ella.
Oremos así:
querido padre celestial, los problemas que estoy enfrentando son reales, pero tú
eres más real y más poderoso que todos ellos juntos. Me determino ahora a
confiar en ti. Recibo ahora fuerzas nuevas y tomado fuerte de tu mano avanzo y
llego a la meta. En el nombre de Jesús. Amen
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